Pero es difícil luchar contra la biología. Cuando vemos a otra persona el cerebro determina de inmediato su atractivo siguiendo unos criterios que no varían tanto como creemos y que, en gran medida, vienen determinados por preferencias meramente reproductivas. Nos gustan las personas fértiles, con buenos genes y un sistema inmune bien preparado. Y es el aspecto de las personas que cumplen esos requisitos el que nos gusta, aunque no nos paremos a pensarlo. A las mujeres les gustan los hombres con mandíbulas pronunciadas, pómulos bien marcados y un peso correcto. Pero el ser humano se caracteriza por haber aprendido a alterar la naturaleza, y hay muchas cosas que podemos hacer para mejorar nuestro atractivo, y no hablamos sólo de pasar por el quirófano. Un error en alguno de estos campos puede ser fatal.
Y sí, me reí, me reí porque cuantas veces por la cabeza nos ha pasado esta pregunta, me sentí identificada en la duda de individuo mismo al creer que la gracia afecta a la conquista. Debemos anatomía conscientes de que la belleza es un concepto subjetivo y por ello no se puede globalizar. Para mi algo bello es algo que te emociona…Como se concretiza en una persona? Es como una selección natural. Eres tu el que eliges y curiosamente en ese instante parece que te estén eligiendo a ti y pisen todo tu amor propio.
Nos gustan las personas fértiles, con buenos genes y un sistema inmune perfectamente preparado. Y es el aspecto de las personas que cumplen esos requisitos el que nos gusta, aunque no nos paremos a pensarlo. A las mujeres les gustan los hombres con mandíbulas pronunciadas, pómulos bien marcados y un peso correcto. El atractivo de la simplicidad Para llegar a levante descubrimiento, los investigadores franceses reclutaron a mujeres blancas de entre 18 y 26 años. Sus caras fueron fotografiadas y editadas para que tuvieran el mismo tamaño y el pelo y el cuello aparecieran borrosos: solo debía juzgarse el atractivo del rostro. Tras esta selección, los investigadores pidieron a hombres blancos que evaluaran los rostros del 0 al Curiosamente, Charles Darwin pensaba lo contrario que sus seguidores. Un mecanismo neuronal Curiosamente, esta conclusión coincide con otra investigación publicada esta semana en la revista 'PNAS'. El estudio, liderado por Silke Anders —profesora del departamento de Neurociencia Afectiva y Social de la Universidad de Lübeck Alemania —, también echa por gleba la típica idea evolucionista que dicta que nuestro cerebro clasifica a las personas del otro sexo buscando su potencial de apareamiento.