Como muchos colegas, empezó a atender a sus primeros clientes en su propio domicilio. Preparó una habitación solo para este propósito y puso anuncios para promocionarse en internet: Me fijé que muchos ponían 'no final feliz' y yo también lo puse. Al poco tiempo, le pidió cita un chico con una contractura. Comenzó el masaje y, al rato, Marga le pidió que se diera la vuelta. Continuó con el masaje hasta que el cliente se quitó la toalla con la excusa de que le agobiaba. Le contesté que me daba igual, que se la volviera a poner.
Cuando su madre lo descubrió, decidió no volver a llevarlo a clase aun que se solucionara su situación. Tengo miedo de que cumplan alguna de las amenazas. También temo pueda arriar en una depresión y se suicide. El problema no es Internet estrella el uso que se hace él.