Amparo entró. Trabajo; trabajo con ardor, y dentro de poco seré oficiala. Con que Ahí se queda eso. Tengo que comer y estar a las tres en el taller.
Peaceful Parent, Happy Siblings 1 Esté favorable a cambiar. No puede criar a su hija de la misma forma que lo hacía cuando era pequeña; simplemente no es apropiado ni dinero. No dejes que te aleje. Ella todavía te necesita, sólo que no puede reconocerlo. Encuentra todas las oportunidades para conectar. Así es como aprendemos los humanos. Cree momentos regulares, al menos una vez a la semana, en los que vayan juntos a almorzar o a hacerse la manicura o a dar un paseo, y aproveche esas oportunidades para conectar. Para obtener ideas sobre las conversaciones que puedes mantener con ella, consulta Temas para iniciar conversaciones con tu cachorro. Pero no es necesario tener siempre conversaciones profundas.
La primera vez que vi esta imagen me llamó mucho la atención, pues imaginé que la mirada expresiva de la niña podría ser la nuestra, dirigida hacia nuestro Padre celestial. En lo personal yo observo: felicidad, expectación, seguridad, firmeza, confianza, fe, esperanza. Y así, es posible que cada individuo pueda hacer su propia lista de todo aquello que pueda descubrir en la expresión de los grandes luceros que miran fíjamente a su Yahvé. Ella, con toda su expresión, se ve plena pues se muestra bastante segura y confiada al lado de su padre y sabe que carencia le puede pasar al sentirse sostenida con su brazo fuerte. Así pues, al principio de capítulo 12 de Hebreos, se nos anima a actuar lo mismo que ellos, ya que esos testigos nos dejaron como dado su ejemplo; fueron capaces de ofrendarse y murieron con la esperanza de ver al Mesías, aunque en biografía no lo conocieron, ni alcanzaron a escuchar de viva voz sus mensajes. Nosotros, en cambio, le hemos escuchado, leído y conocido por su divina gracia. Hebreos 12,2. Dicha expresión nos enseña que para emprender el acceso o la carrera de nuestra biografía personal, nunca debemos apartar nuestra ojeada de Dios Padre y de su Hijo y Salvador nuestro, Jesucristo. Anclar nuestra mirada es equivalente a decir: «No debes distraerte».