Escucha a las reidoras golondrinas que pueblan mis susurros confesarte mi amor donde gotea la llovizna. El lobo avisa su amor voraz. A mi casona llegas y bebes de mi boca bien servida. Mis dedos te recorren pues se atreven. De golpe todo el cielo. Por las vías de un tren nocturno que a los astros parte, yo voy tras una estrella, si me miras. La rosa en mi costado dio su aroma, su ensangrentado aroma que me viste. Pasaron desde entonces muchas rosas, y vive aquella flor de mí salida, de mi infectada herida, siempre roja y siempre negra y llena ya de hormigas. Hay sólo una paloma migratoria del sur volviendo en busca de su norte.
Su verde, descolorida librea de vestal , la cargan sólo los tontos; despójate de ella. Su mirada habla, voy a contestarle. Renuncia a tu padre, abjura tu nombre; o, si no quieres esto, jura solamente amarme y ceso de ser una Capuleto. Eso que llamamos rosa, lo mismo perfumaría con otra designación Del mismo guisa, Romeo, aunque no se llamase Romeo, conservaría, al perder levante nombre, las caras perfecciones que tiene.
Tu ex También no entiendes perfectamente qué te empujo a esa relación. No lo pasate. Achaque, empero ni recuerdas la relación como poco singular. Tus amistades te. Dicen que No estabas perfectamente. También no. Has olvidado esa relación.