Y se le acercó para hacerle fiestas y gestos agradables. Pero el niño, espantado, forcejeaba al acariciarlo la pobre mujer decrépita, llenando la casa con sus aullidos. Una vela chica, temblorosa en el horizonte, imitadora, en su pequeñez y aislamiento, de mi existencia irremediable, melodía monótona de la marejada, todo eso que piensa por mí, o yo por ello -ya que en la grandeza de la divagación el yo presto se pierde-; piensa, digo, pero musical y pintorescamente, sin argucias, sin silogismos, sin deducciones. Tales pensamientos, no obstante, ya salgan de mí, ya surjan de las cosas, presto cobran demasiada intensidad.
Pues volvamos con el tema. Pues por que a medida que pasabas las pantallas, el juego te iba alegrando la vista con fotos de unas chicas muy ligeras de ropa. Iban pasando las semanas y la espera inicial por las chicas decayó con la misma rapidez con la que ellas se quitaban la ropa. Puzznic En Taito lanzaría el arcade Puzznic. Por aquél entonces el género puzzle estaba bien considerado, y era óptimo para estos juegos de «destape». El objetivo del juego era limpiar la pantalla de bloques, que desaparecían al ser juntados con otro que tuviera el mismo símbolo. Un año después de salir al mercado, y, como era costumbre con los arcades de éxito, fue portado a los sistemas domésticos. El juego es un puzzle parecido al Shangai, y el componente es recompensado con la imagen de una hermosa señorita que se esconde tras el biombo. Un dato curioso de este título es que en su conversión para PC se eliminaron las fotos picantes a pesar de que el erotismo era algo asiduo en muchos juegos de dicha alza.